En 1993, Robin Dunbar, un antropólogo británico, publicó un estudio donde afirmaba que los humanos no podían tener más de unas 150 relaciones significativas. Esta cifra ya se conoce como el número de Dunbar.
Uf. Pocas, ¿no?
Si quito mi familia, amigos, vecinos y compañeros de trabajo no me quedan muchos más contactos a quien recurrir si quiero, por ejemplo, buscar otro trabajo, iniciar un proyecto o conseguir más clientes.
Pero otros investigadores de la Universidad de Estocolmo publicaron recientemente un artículo donde afirman que podemos tener muchos más «amigos» si nos esforzamos y utilizamos las herramientas adecuadas.
Menos mal. Porque en el mundo de hoy, para tener opciones de éxito profesional, tenemos que manejar muchas más de 150 relaciones. A veces miles. ¿Pero cómo hacerlo con los recursos y el tiempo que tenemos?
Lo primero es que no hace falta que todos sean «amigos».
Dunbar planteó su teoría hace décadas, mucho antes de que las redes sociales cambiaran la forma de comunicarse de las personas.
Las redes y la comunicación en remoto han hecho posible aumentar el número de conexiones que podemos mantener. Una prueba de ello es esta misma red.
De esta comunidad surgen colaboradores, clientes, socios incluso amistades. O simplemente relaciones con personas que quizás no verás nunca cara a cara pero que te aportan mucho valor.
Esto es muy interesante y no hay que infravalorarlo porque las investigaciones demuestran que las personas que se encuentran en el borde exterior de nuestras redes a menudo son las que nos ayudan a avanzar en la carrera o aportan buenas ideas o contactos relevantes.
Es decir, que no necesariamente tus amigos o tus cuñados son buenos contactos para avanzar en tu sector, cambiar de empresa o encontrar socios.
¿Por qué te cuento esto? Porque tiene una relación directa con tu promoción, tu marca y la posibilidad de mejorar tu salario.
¿Qué te hace falta para conseguir una red de conexiones de calidad, en la que puedas aportar y que te pueda aportar? Estrategia y habilidades.
De una estrategia bien pensada deriva un plan de acción. Y este plan de acción se ejecuta con una serie de habilidades que hay que tener entrenadas.
Hablamos de habilidades presenciales y en remoto: saber escribir, saber hablar, saber conectar emocionalmente, saber convencer…