Saber escuchar y transmitirlo a través del lenguaje no verbal hará que nuestras conversaciones sean mucho más agradables y aumentará el nivel de comunicación entre todos nosotros.
La escucha activa es la más completa, la que nos permite comprender el mensaje del otro y empatizar, demostrar que nos interesa el tema o la persona con quien estamos hablando. Si sabemos escuchar de manera activa, conectamos mejor con la gente, generamos más confianza y caemos bien. Somos más seductores.
El gesto más evidente de escucha activa, la mirada
El contacto visual es una muestra clara de estar escuchando, se escucha con los ojos más que con los oídos. Mirar atentamente quiere decir que estamos dispuestos a recibir información, pero también nos sirve para observar el lenguaje no verbal del interlocutor: gestos de nerviosismo, expresión el rostro, manifestación de determinadas emociones, indicios de engaño o disimulo, etc. Por otro lado, el parpadeo es un signo de atención. Sirve para fijar la imagen y la información que recibimos. Los ojos también tienen que ser expresivos y participar de este intercambio.
También indican escucha activa los movimientos de cabeza hacia abajo. Transmiten que estamos siguiendo y animan al otro a seguir. No necesariamente tienen que significar acuerdo. Ladear la cabeza también es una señal de estar dispuesto a escuchar y a hacerlo con amabilidad y paciencia.
La expresión del rostro da señales de empatía
Si una vecina me cuenta la grave enfermedad de su marido, le mostraré comprensión pero también preocupación por lo que le ocurre, por lo que seguramente frunciré el ceño como ella y haré muecas de disgusto o tristeza. En cambio, si mi hijo me explica la excursión del cole con entusiasmo le escucharé con los ojos abiertos de par en par y sonriendo, incluso haciendo gestos con las manos y los brazos. La expresión del rostro no solo nos permite demostrar que entendemos el mensaje sino que compartimos las emociones, y eso es lo que nos permite una auténtica comunicación.
También con el cuerpo hacia adelante y las manos en una posición abierta y relajada transmitimos empatía. Pero hay que evitar situar las manos detrás, en los bolsillos o cruzarlas.
Pero el que habla…
Tiene que buscar también la mirada del que escucha y tener una actitud corporal abierta y activa para provocar interés en su mensaje. Además, tiene que tener la capacidad para leer los mensajes que emite su interlocutor para poder ver el efecto de sus palabras y adaptarse constantemente a la conversación. Detectar señales de incomprensión o fatiga y, también a través de señales no verbales, intentar captar su atención, hacer una pausa, o ceder el turno de palabra.
Dar muestras de estar escuchando no es solo facilitar el intercambio de información, no se trata solo de una cuestión práctica. Escuchar activamente es una forma de seducción, porque estamos dando valor al mensaje que transmiten y, sobretodo a la persona. Hacemos sentir que lo que dice es importante, que lo tenemos en cuenta y esto siempre es un halago, aunque no estemos de acuerdo y después tengamos que rebatirlo.
No demos muestras de desinterés, de impaciencia o de desdén cuando escuchemos porque lo más probable es que echemos a perder la conversación y la relación.