Logo Teresa Baro

El pánico escénico ya no es el problema

Se trata de saber qué decir y cómo decirlo.

Cada vez menos gente teme hablar en público. Digamos que lo vamos «normalizando». Pero la normalidad no significa calidad.

El miedo a hablar en público nos ha protegido hasta ahora de muchas charlas insulsas, terriblemente tediosas, incomprensibles… pero sin miedo ni respeto por el público, muchos   se aventuran a ponerse delante de una cámara o detrás de un atril, o se pasean como pavos reales en un escenario diciendo obviedades. Otros tienen más contenido con menos gracia.

Es cierto que se va notando que la escuela y la universidad han potenciado las exposiciones orales. Pero, más allá de la (relativa) seguridad de quien habla, ¿hay una técnica, un dominio de la oratoria, de los recursos expresivos, de las estrategias de persuasión?

Todavía son muy pocas las personas que pueden armar una charla, una conferencia o un elevatorpitch que resulten eficaces y atractivos, que generen las reacciones deseadas y hagan crecer su reputación personal o la de la #marca de empresa.

Quizás hay que recordar que:

📌 Hablar no es igual a persuadir.

📌 Dominar un tema no es igual a saber transmitirlo.

Si hablamos en público es porque tenemos una intención, un objetivo. Y, si no lo conseguimos, hemos echado por la borda una oportunidad.

En comunicación, si no ganas, pierdes.

Porque si no consigues lo que quieres, has perdido una oportunidad, el tiempo, dinero y quizás también has dañado tu imagen.

Por eso la preparación es tan importante. Es lo que te convierte en profesional de la comunicación en lugar de ser un aficionado. ¿Quieres ofrecer platos propios de un chef o este bistec que tanto cuesta tragar a tus invitados?

Hola, ¿podemos ayudarte?