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Estar a la defensiva es un mal negocio

Lo que hacemos al ponernos a la defensiva es protegernos de los ataques de los demás, ataques que a veces solo están en nuestra imaginación.
Cuando una persona tiene que protegerse tanto es porque se siente muy vulnerable, no confía en ella misma ni en los demás. Si no fuera así no le haría falta ningún escudo para ir por el mundo.
Como estrategia puntual un ataque puede funcionar pero si es habitual en nuestro comportamiento tendremos una actitud destructiva. A veces la actitudes defensivas acaban siendo agresivas, incluso sin que haya provocación alguna.
Definitivamente, estando a la defensiva no favorecemos las relaciones de calidad y conseguimos que los demás se contagien de nuestra actitud. Es decir que estamos provocando en los demás precisamente el tipo de relación que queremos evitar.
Una actitud corporal defensiva refleja una mente en actitud defensiva.
Por lo tanto, ya podemos prever que será difícil hablar con esta persona, argumentar o convencerle. Viendo estas señales, nos podemos preparar para desarmarla y con nuestro lenguaje corporal consciente podemos neutralizar su actitud.  
Podemos apreciar dos tipos de comportamiento:

  • Posiciones de protección
  • Posiciones de ataque

Si solo son defensivas y no agresivas se manifiestan en que

  • Hay una voluntad de separarse de la otra persona.
  • Se pone distancia a base de tenerbarreras como mesas de por medio
  • Utilizamos escudos como los brazos cruzados o sosteniendo algún objeto delante del tronco.
  • La mirada es escrutadora. El que teme ser criticado está buscando en el rostro de los demás cualquier indicio que le confirme sus sospechas.
  • Expresión de desconfianza y preocupación en el rostro.
  • Rigidez y tensión en el cuerpo.
  • Movimientos rápidos y bruscos

Las posiciones de ataque,  son con la cabeza y el tronco hacia adelante, utilizando el dedo amenazador, las manos en jarras, mirada fija en los ojos …
La voz también refleja esta actitud. Cuando nos justificamos tenemos un tono más débil,  dudamos, tropezamos… Pero cuando pasamos a defendernos con ira, subimos el tono de voz, o utilizamos el sarcasmo, en lugar de contestar asertivamente en un tono tranquilo y sereno.
Si sabemos que tenemos la tendencia a ponernos este escudo, cuando nos sintamos alterados o sospechemos que una persona puede lastimarnos, lo primero es respirar profundamente, guardar silencio y no precipitarnos en las respuestas.
Si lo percibimos en los demás, es importante evitar expresiones de enfado o de desconfianza. Lo mejor, para no entrar en conflicto es neutralizar su actitud de ataque con una actitud abierta.
Estar a la defensiva impide la escucha activa.
En una conversación que se va calentando tenemos que tener especial cuidado en no interrumpir y escuchar atentamente. Las personas que están a la defensiva siempre lo toman todo en clave de ataque y como consecuencia, piensan más en como van a contestar que en lo que les están diciendo.  Interrumpen con mucha frecuencia y suben el volumen de voz para hacerse escuchar más y mostrar más valor, más autoridad o tener más razón. Desgraciadamente están mostrando todo lo contrario. Podemos contrarestar este estilo de comunicación manteniendo un tono de voz amable y tranquilo.
Tener confianza en uno mismo y creer en los demás hace que nos abramos a las relaciones y esto no es solo en sentido figurado, también se refleja en la cara y en el cuerpo. La actitud abierta y confiada permite que los demás se acerquen a nosotros de la misma manera. 

Puedes ver el vídeo de la sección de Comunicación no Verbal del día 29/4/14

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